pensando que no hay camino,
déjame volar, amigo,
déjame volar tranquilo,
que el recorrido no me detenga,
que camine en curvas rectas
de praderas inconexas,
que vuele rápido y sin miedo,
que vuele lento y al anhelo
del más preciado recelo.
déjame volar, amigo,
déjame volar tranquilo,
que el recorrido no me detenga,
que camine en curvas rectas
de praderas inconexas,
que vuele rápido y sin miedo,
que vuele lento y al anhelo
del más preciado recelo.
Déjame volar,
sin supersticiones ni creencias,
déjame volar,
sin religiones ni iglesias.
Déjame aullar en el monte más lejano,
déjame soltarte de la mano
y agarrar mi más preciado párrafo,
cerrar los párpados y allanarme
en este mundo tan curvo y abultado.
Déjame soñar que no sueño y que estoy despierto,
déjame creer en un infierno más directo.
Déjame vivir tranquilo,
al son de una balada,
sentado en una rama
a las orillas del Nilo.
Déjame acariciar tu alma y extraer tu añoro,
déjame, te lo imploro, respirar en el ahogo.